Por Guillermo Peláez Rodríguez,
Todo justiciable primerizo imagina el sistema judicial español funcionando como un reloj de alta precisión tal y como idealizamos en las películas hollywoodenses y, siento destruir la magia del séptimo arte, pero nada de eso existe en la realidad española.
Como punto de partida diré que en cualquier procedimiento judicial, pierdas o ganes: acabas perdiendo por los tiempos de espera que acaban desconfigurado los procedimientos y la razón de ser de la Justicia ya que, como es sabido, la Justicia si es lenta no es justicia.
Esto es como al niño que hace algo mal y le dices que le vas a castigar dentro de 5 años , la medida pierde todo su efecto. Máxime si te apela esa decisión y se demora otros 4 años más.
La realidad de los Juzgados es que acumulan en la “supuesta era de papel 0” montañas de papel que se amontonan por las estanterías, mesas, suelos y… cuartos de baño, conformando unas cordilleras blancas de distinto relieve que pueden acabar generando un alud que sepulte al funcionario de sus funciones.
Como le decía…Esta será su mesa de trabajo, no se agobie, no empezará a trabajar hasta que no encuentre el teclado.
Recuerdo el día que pregunté a un funcionario (Gestor procesal) por un procedimiento y tras buscarlo denodadamente en vano por todo el Juzgado llegó a la conclusión de que tan sólo le faltaba un lugar por mirar. Así, como quien no quiere la cosa, metió su mano entre el espacio que separaba su silla de su trasero y sacó el tan anhelado procedimiento sobre el que estaba sentada sin darse cuenta. En ese momento tan sólo pude echar la mirada hacia otro lado ante el rubor del empleado público.
“Yo…He visto cosas que vosotros nunca creeríais”
Parafraseando a Blade Runner , diría que en Penal : “ Yo… he visto cosas que vosotros nunca creeríais” y es que ,en el día a día, los abogados nos encontramos con fenómenos paranormales tales como el extravío de procedimientos judiciales; la detención del espacio-tiempo en la resolución de procedimientos ; citaciones de Cuarto Milenio que nunca llegan a su destinatario y hasta la volatilización de funcionarios que , misteriosamente, desaparecen del lugar de trabajo sin dejar huella fehaciente de su paso.
He de admitir que siempre que acudo a los Juzgados me acabo “ tropezando” con el Sr. Murphy y es que tengo comprobado científicamente que siempre que busco a un funcionario éste “ acaba de salir ahora mismo…”.
Nunca podré olvidar aquel memorable funcionario con el que intenté contactar telefónicamente durante 8 meses llamando todos los días sin éxito. Su teléfono personal siempre daba señal pero la llamada nunca era atendida y al contactar con sus compañeros éstos desplegaron todo un sinfín de excusas :
-“ Sí, ahora mismo, está en el baño. Llámele en 10m”.
– “ Sí, me parece que acaba de bajar a desayunar, pero seguro que vuelve en media hora”
-“ Eh…pues…, no le veo ahora mismo, habrá salido a fumar un segundo . Llámele en unos 5 minutos”
-“ Pues mire, le acabo de ver salir ahora mismo que ha ido a hablar con el Secretario judicial”
-“ Hoy está de permiso y no volverá hasta pasado mañana”
-“ Sí…, pero es que ha encadenado el día de permiso con sus vacaciones, pero no se preocupe porque en septiembre seguro que está de vuelta”.
-“ Oye, ¿habéis visto a José por aquí…? , que me dicen mis compañeros que no está ahora mismo, pero vuelva a llamar dentro de un rato”
-“ Sí…, pero ahora está de baja y no sabemos cuánto tardará en reincorporarse”
-“ No, mire…está secundando la huelga y no volverá hasta mañana”.
-“ Mire , es que hoy ha fallecido un familiar suyo y está en el entierro”
-“ Ehhh…déjeme ver…¿ compañeros , sabéis si José está hoy de permiso sindical ?
“¿ Estuvo bueno el desayuno?”
Créanme , esto no es la excepción, es la regla en los Juzgados y no se trata de una cuestión baladí ya que supone que el abogado se tenga que desplazar expresamente al Juzgado para resolver cualquier incidente que se podría resolver telefónicamente.
Recuerdo que cuando me desplacé personalmente al Juzgado para hablar con este funcionario, sus compañeros me indicaron que , cómo no, “acababa de salir hacía un segundo a desayunar pero no debería tardar”. Pues bien, estuve estoicamente esperando de pie 15, 20, 40, 50 m …Oye, cuánto está tardando José, ¿no? susurraban los funcionarios al verme postrado ante su mesa.
Una hora…; dos horas y diez…; dos hora y veinte…y a las dos horas y veinticinco minutos de espera , cuando estaba a punto de capitular… escuché como si fuera un eco celestial proveniente del más allá un : “hombre José, ya has llegado, está aquí un abogado que te estaba esperando”, en ese momento giré lentamente y con incredulidad la cabeza y se apareció ante mí un ser , idealizado pero que no creía real, que hizo lentamente su entrada hacia su escritorio mientras un áurea resplandeciente iluminaba sus bolsas del Ahorramás de las que sobresalía una barrita de pan que pensé arrebatarle para ajusticiarle .
Lo primero que me vino a la cabeza en ese momento fue…este hombre verdaderamente existe , no es un espejismo y está en su mesa de trabajo pero tan sólo oyendo su voz podré comprobar que no se trata de un espectro creado por mi imaginación.
Lo primero que le pregunté por educación fue :
-“ ¿ Estuvo bueno el desayuno?” . Y empezó a toser de forma preocupante cuando cogió la indirecta y me dije… A ver si se nos atraganta y se coge otra baja.
-“Eh…perdone, que hoy he tardado un poquito más de lo normal porque he tenido que hacer unos trámites urgentes”.
-“No se preocupe, hombre, si sólo venía a preguntarle qué he de hacer para poder trabajar aquí , en un lugar en el que si no se aparece durante 8 meses no pasa nada”.
Las ganas me pudieron… Miren , no somos robots y es comprensible que uno se pueda tomar un descanso de 10-15m. a media mañana para comer algo y despejarse, lo que no es de recibo es el abuso sistemático que existe en torno a la figura de la “ hora del desayuno” que paraliza el sistema y deja huérfanos de auxilio a todo el solicitante de ayuda hasta que el empleado público tiene a bien retornar a su tedioso puesto.
Sé que no voy a ganar muchos amigos entre los funcionarios pero no puede ser que el único monotema que siempre tratan los empleados públicos verse sobre cuándo podrán cogerse el próximo día libre , no falla, constantemente están hablado sobre este tema.
El hecho de que “todo funcione mal” en el sistema judicial penal redunda en el hecho de que en la mayoría de procedimientos puede invocarse la nulidad de actuaciones al haberse saltado en su tramitación el cauce procedimental previsto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y, aun cuando no haya lugar a nulidad siempre nos quedará Paris, es decir, invocar las dilaciones indebidas muy cualificadas para que el acusado se pueda beneficiar de una sustancial reducción de la pena debido al retraso en la resolución del procedimiento.
“Sí, sí, sí…Tres meses o más…”
El mal funcionamiento de la Administración de Justicia daría para escribir todo un libro, pero se podría resumir con una anécdota que juro que es real y que sufrí recientemente en el Juzgado de lo Penal nº 17 de Madrid y que todavía me sobrecoge…Accedí a la Sala de juicios para una conformidad y según entraba me encontré de frente con la Magistrada Dña. Mª.Paz Batista que se me quedó mirando fijamente y me espetó que “ llevaba 3 meses sin impresora” y, al mirarla sorpendido , me dijo : “ Sí, sí,sí…Tres meses o más”. Espero que su Ilma. Sª. perdone esta confidencia pero todo sea porque se reponga su toner de tinta para que pueda seguir dictando sus impecables sentencias.
Con estas notas 100 % reales de humor, trato de esbozar el caos que existe en la Administración . La Justicia en este país es una tragicomedia con ribetes esperpénticos donde, al igual que en el Callejón del Gato de Valle-Inclán, el reflejo de la Justicia puede hacer que el inocente parezca culpable y que el culpable parezca inocente dependiendo de la refracción con que se emita el resplandor de la balanza que asa la Diosa Themis, símbolo de la Justicia.